6 razones para no comprar ni una sola entrada.
1. ¿NACER ENTRE BARROTES O SER SECUESTRADO DE TU HOGAR?
Son las dos únicas opciones para los animales utilizados en los circos: o nacen en cautividad o son arrancados de su hábitat natural por redes ilegales de tráfico de animales. Estos animales jamás conocerán su medio natural y lo único que conocerán en su vida serán entornos artificiales, camiones de transporte y jaulas de las que solo saldrán para ser duramente entrenados.
2. VIAJES INTERMINABLES EN CONDICIONES DEPLORABLES
Los animales de los circos son transportados continuamente, padeciendo largos viajes encerrados en vagones que raramente cumplen unas condiciones mínimas para su bienestar. Espacios estrechos, insalubres y que en ocasiones alcanzan temperaturas extremas frente a las que los animales se encuentran completamente desprotegidos. Muchos de ellos mueren durante el transporte por no poder soportar las condiciones a las que son sometidos.
3. CASTIGO, CRUELDAD Y MALOS TRATOS
Los animales en los circos son habitualmente “entrenados” con látigos, descargas eléctricas, bozales, ganchos, punzones y todo tipo de herramientas diseñadas para inmovilizarlos, provocarles dolor y forzarlos a realizar conductas completamente que de ningún modo llevarían a cabo en su entorno natural. Numerosas investigaciones han revelado cómo los métodos utilizados distan mucho del refuerzo positivo con el que suelen defenderse desde esta industria cuando sus prácticas son denunciadas.
4. HUMILLADOS CONTRA SU NATURALEZA
Los números circenses con animales se caracterizan por ridiculizar a los animales, y por exponerlos a situaciones que van completamente en contra de su naturaleza, como forma de poner en valor el “talento” de los entrenadores. Así, encontramos animales como grandes felinos obligados a atravesar aros de fuego, elefantes forzados a sostener todo el peso de su cuerpo sobre sus patas traseras u osos montando en bicicleta. Situaciones incomprensibles y tremendamente estresantes para los animales que son, en muchos casos, incluso peligrosas para su integridad física.
5. NEUROSIS DEBIDO AL CAUTIVERIO
Los animales en los circos viven una vida de privaciones. Encerrados en jaulas, sin ningún estímulo, sin espacio suficiente para ejercitarse, sin posibilidad de llevar a cabo comportamientos propios de su especie ni de establecer vínculos sociales con sus iguales. El estrés del confinamiento hace que muchos de estos animales sufran trastornos mentales, mostrando comportamientos obsesivos y conductas repetitivas. Los animales en los circos se vuelven literalmente locos.
6. PELIGRO PÚBLICO
Los circos con animales suponen, además de un claro maltrato hacia los animales, también un peligro para la ciudadanía. Sus instalaciones suelen encontrarse siempre muy cerca de o en los propios núcleos urbanos y son numerosos los casos en los que tanto trabajadores como personas del público han resultado heridas o muertas debido al ataque de animales salvajes que han conseguido escapar de sus jaulas.
Los circos con animales no tienen cabida en una sociedad que busque fomentar el respeto hacia la naturaleza ni la educación en valores para la convivencia. Afortunadamente, cada vez hay más alternativas en las que podemos disfrutar de todo el encanto del espectáculo sin necesidad de utilizar animales.
Queremos circo, sí, pero sin animales.